Una hernia discal lumbar hace referencia a un problema con una de las almohadillas suaves (discos), que se encuentran entre los huesos individuales (vértebras) que se apilan y conforman la columna vertebral, estos discos se componen de un centro blando parecido a un gel y de una cobertura exterior más sólida. El disco intervertebral crea una articulación entre cada uno de los huesos de la columna que ayuda a que se muevan, cuando la cobertura exterior que rodea al disco se rasga, el centro blando puede traspasar la abertura y crear una hernia de disco.

Por su alta incidencia y por las complicaciones laborales que conlleva, representa una patología a la que con frecuencia tiene que enfrentarse el médico en su práctica diaria, por ello es importante estar bien informados sobre el tema, en La Columna Vertebral nos interesa fomentar una cultura de prevención en nuestros pacientes y lectores, por lo que les invitamos a informarse un poco más sobre este padecimiento. Hoy nos enfocaremos en las diferentes categorías de una hernia de disco.

La presencia de una hernia puede irritar los nervios cercanos y causar dolor, entumecimiento o debilidad en un brazo o en una pierna. Existen casos en que algunos pacientes no tienen ningún tipo de malestares típicos de una hernia de disco, es importante saber que la mayoría de las personas que padece de una hernia, no necesitará de una cirugía para corregir el problema. La importancia de la postura para disminuir las probabilidades de una hernia Mientras que la columna cervical está diseñada para dar una gran movilidad a la cabeza y sostener poco peso, la columna lumbar tiene que soportar una gran carga y tiene una movilidad algo más limitada. Según estudios del médico Alf Nachemson de 1976, un sujeto en posición erguida, relaja la carga sobre los discos lumbares L3-L4 de su columna lumbar, lo que representa una presión del 100% de su peso corporal.

Cuando se está acostado la carga se reduce a un 20% y paradójicamente al estar sentado sin respaldo dorsal, se incrementa la presión a un 140%. Por esta razón, en la columna cervical es más frecuente la afectación espondilónica, es decir, degenerativa, mientras que en la columna lumbar, es más frecuente la aparición clínica de cuadros de hernia discal aguda por sobreesfuerzo.

El mecanismo típico de producción de una hernia de disco, consta de tres tiempos.
  1. El primero consiste en la flexión del tronco: el espacio discal se abre hacia atrás, aumentando la distancia entre los platillos.
  2. El segundo es aumentar la carga al coger un objeto: el núcleo pulposo que se ha ido hacia atrás puede ser atrapado en los límites posteriores de los cuerpos vertebrales.
  3. El tercero es ir enderezando el tronco, manteniendo la carga: el material discal es pinzado y expulsado como si fuera una aceituna entre los dedos, hacia atrás, rompiendo el resto de las fibras aún íntegras del anillo fibroso.

La herniación parcial es la más frecuente y consiste en la salida de parte del material del núcleo pulposo hacia atrás y lateralmente, la zona del anillo y del ligamento vertebral común posterior más débil, es la póstero-lateral, comprimiendo la raíz correspondiente a su entrada o en el trayecto a través del agujero de conjunción. Por otra parte, la herniación masiva no es muy común, se trata de casos extremos en los que el núcleo pulposo sale en su totalidad e incluso es posible que una porción del anillo fibroso llega a romperse, existen diferentes niveles en esta categoría y en casos graves puede derivar en un síndrome de cola de caballo.

En la actualidad, gracias a la resonancia magnética podemos observar con gran precisión la anatomía de esta región, lo que facilita identificar los diferentes o grados de la hernia discal lumbar.
  • Protrusión discal: Aparecen normalmente por el envejecimiento de los discos y/o los esfuerzos, por lo que el anillo fibroso pierde elasticidad y resistencia, también puede presentarse debido a un traumatismo como un golpe fuerte en la espalda, consisten en el abombamiento de la “envuelta fibrosa”, que rodea el disco intervertebral, las protrusiones discales son muy frecuentes en los mayores de 40 años y no todas causan dolores de espalda. La diferencia entre una hernia y una protrusión, es que se haya producido salida del contenido (hernia) o sólo deformación de la envuelta, sin salida de contenido (protrusión).
  • Hernia de disco: Se trata de la salida del material del núcleo pulposo de los límites del anillo fibroso, aunque el material está contenido aún por una estructura fibrosa muy potente, es decir, el ligamento vertebral común posterior, se trata de una banda fibrosa muy larga, adherida a lo largo de toda la columna a la parte posterior de los cuerpos vertebrales y por lo tanto recubre el anillo fibroso. La impronta del núcleo pulposo dentro del canal vertebral es mayor, así como el riesgo de aumentar al mínimo esfuerzo.
  • Extrusión discal: En la extrusión encontramos más que una hernia de disco, ya que se ha roto el anillo fibroso y el núcleo pulposo, sale al canal medular, al mismo tiempo, el disco intervertebral pierde todavía más su capacidad de amortiguar el roce entre las dos vértebras, entre las que está colocado.
  • Osteofitosis: Se trata de una condición que se produce debido a la degeneración de la columna vertebral o las articulaciones que dan lugar al crecimiento de osteofitos, se trata de una patología bastante común, que por sí sola no genera ningún tipo de dolor, pero a medida que crecen, si llegaran a presionar algún nervio causarán molestias, dependiendo del lugar donde estén ubicados, el dolor puede ser mayor o menor.

Las recomendaciones que podemos compartirles en la Columna Vertebral, van enfocadas en la correcta activación de la musculatura abdominal, mediante ejercicios de fortalecimiento y lumbar, para que nuestro cuerpo y sobre todo, nuestra columna vertebral cuenten con la estabilidad necesaria. Ante todo, la prevención, el tratamiento oportuno de las dolencias y la visita a los expertos en La Columna Vertebral, son actividades clave para descartar o tratar a tiempo una hernia discal lumbar.

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